martes, 7 de diciembre de 2010

XOSE LUIS BARREIRO / Cuando las moscas se matan a cañonazos


La voz de Galicia
a torre vixía : Cuando las moscas se matan a cañonazos 
Lunes 06 de diciembre de 2010

No hay motivo alguno para alegrarse de que un Gobierno que no es capaz de suspender de empleo y sueldo al trabajador que no cumple, ni de retirar del ejercicio de la profesión al médico que da bajas fraudulentas, ni de sancionar el falso estrés laboral que surge en puentes y fechas señaladas, tenga arrestos, en cambio, para militarizar al trabajador, obligarlo a sentarse en su puesto por tiempos y a la voz de «¡ar!», y amenazar sus discrepancias o desobediencias con hasta doce años de prisión.

Que se haya reabierto el espacio aéreo de España es una buena noticia. Pero que esa normalización se haya logrado mediante el «estado de alarma» y la militarización de personal civil es, además de un rotundo fracaso de gestión que afecta a varios Gobiernos, un durísimo alegato contra la cultura sindical y laboral que hemos establecido en España, de la que hacen uso frecuente muchos colectivos y sindicatos. Los aviones están volando, es verdad. Pero lo están haciendo a costa de una sobreactuación gubernamental que no le sienta nada bien ni a la democracia ni a la Constitución que, 32 años después, aún permite matar moscas a cañonazos.

El colapso aéreo del pasado viernes es el resultado de una sucesión de gestores que resolvió doce años de conflicto a base de ceder a todas las reivindicaciones, de pagar por la paz laboral todo lo que pidieron, de tolerar todos los fraudes sindicales que instrumentaron estas negociaciones, y de permitir que los controladores se hiciesen dueños del cuerpo de funcionarios al que pertenecen, hasta llegar a una situación en la que al Gobierno le es más difícil despedir a un controlador que encerrarlo en la cárcel. Y esto es, en términos democráticos y laborales, una animalada.

Lo que da mala imagen no es que los controladores bloqueen un día el cielo de España. Lo que resulta insoportable, y sube la prima de riesgo, es que este bloqueo lo hagan los funcionarios del Estado mejor pagados; que lo hagan alegando enfermedades no certificadas; que lo hagan asesorados por sindicatos de chiste y cobrando las horas de conspiración contra el Estado; y que lo hagan sin que nadie se atreva a despedirlos, ni a a modificar las plantillas y la forma de acceso a la profesión, ni a laboralizarlos.

Lo curioso es que muchos ciudadanos que quedaron atrapados en los aeropuertos aún están dispuestos a salir a la calle para que no se aborde una reforma laboral seria y efectiva. Y por eso hay que decir muy fuerte que, aunque el problema aeroportuario está provisionalmente superado, no es ninguna buena noticia que el Estado no tenga más instrumentos para gestionar a un controlador que la pistola de un militar, el exceso de un fiscal, y la cárcel. ¡Siempre la cárcel!

martes, 9 de noviembre de 2010

NUCLEAR

Correspondencias /Daniel Gómez Cañete (en Diarios de Arcadi Espada)

Otra de esas afirmaciones repetida incesantemente hasta que se vuelve tan común que nadie se molesta en comprobarlo: “en España hay una moratoria nuclear que prohibe la construcción de nuevas centrales”.
El último en caer en la trampa, tú:

“Desde la moratoria nuclear decidida por Felipe González (que ha cambiado ahora, radicalmente, su punto de vista y se muestra favorable a la energía nuclear) las opciones energéticas españolas no están claras y el abastecimiento de agua requiere un plan (por ahora, inexistente) de centrales nucleares o térmicas.”
En realidad la moratoria afectó a cinco centrales, que se quedaron a medio construir, y aparte de su paralización, su único efecto vigente es que aún estamos pagando las compensaciones a las eléctricas por ese parón nuclear. Lo que poca gente sabe es que de no haber paralizado su construcción, muy posiblemente las eléctricas hubiesen quebrado. Hagamos memoria (en mi caso, más bien hemeroteca…). Corrían mediados de los 80, las previsiones del crecimiento del consumo eléctrico se habían desplomado por la crisis económica, y los tipos de interés y las finanzas nucleares iban a quebrar a las eléctricas, ver declaraciones de Carlos Solchaga a El Siglo del 25/9/2005:

““El 6 de Mayo de 1983, el gobierno del PSOE firmó el Protocolo de Acuerdo de las Empresas Eléctricas … se introdujo y se valoró todo el sistema de bonificaciones … y se decidió que el 50% del aumento en las tarifas se habría de dedicar al saneamiento financiero del sector que, sencillamente, estaba quebrado.”
Para evitarte la lectura de un par de leyes españolas sobre energía (especialmente la Ley Piqué del 97 que recoge en su preámbulo que el estado no se reserva ningún derecho en la instalación de potencia eléctrica y que el mercado está liberalizado), te recomiendo la lectura de la sección “Moratoria nuclear” (pag 181) del “Manual de tecnología nuclear para periodistas”
 (http://www.foronuclear.org/pdf/manual_tecnologia_periodistas.pdf), editado por el Foro Nuclear, que representa al lobby nuclear español. Pero ayer mismo la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear lo confirmó en un chat con los lectores de El Mundo:

“5. ¿No cree que España debe levantar la moratoria y construir más centrales nucleares? Es un poco hipocrita no construirlas pero si comprarsela a los franceses. ¿Es viable mejorar la seguridad en las plantas actuales, y en las de futura construccion para evitar incidentes como el de la planta de Ascó?

En España no tenemos moratoria nuclear y se podrían construir nuevas centrales. Para que esto se lleve a cabo es necesario que haya un pacto social y esté de acuerdo el Gobierno, la sociedad y las empresas implicadas. Actualmente, las condiciones energéticas de España en términos de crecimiento, dependencia de suministro y costes de la energía están aconsejando que se aborde lo antes posible la construcción de nuevas centrales. Estoy de acuerdo contigo que comprar energía a Francia de origen nuclear y no construir centrales en España no es coherente. Las centrales están sometidas a una mejora contínua, sobre todo derivada de la experiencia operativa. El suceso de Ascó ayudará a ello.”

Es realmente curioso: el mito de la moratoria nuclear es utilizado como cortina de humo tanto por pronucleares como por antinucleares. A los primeros les sirve para no tener que dar explicaciones por el hecho de no querer presentar proyectos de nuevas centrales, a los segundos les sirve para tranquilizar a su electorado.
Aquí he escrito un artículo sobre más mitos nucleares:

Hay muchos más mitos, como el de la dependencia española de la energía nuclear francesa, en realidad le compramos un 2% de nuestro consumo, pero como vendemos electricidad a Marruecos y Portugal, el saldo final del intercambio eléctrico internacional es positivo para España desde hace al menos un lustro. En realidad, le hacemos un favor a Francia comprando su energía nuclear nocturna, con tantas centrales, difíciles de parar o modular su potencia, por las noches le sobra potencia que tienen que vender a alguien, y además muy barata…

Pero el verdadero problema de las nucleares es financiero: ningún banco quiere financiarlas, ninguna eléctrica quiere construirlas sino es con ayudas estatales y todo tipo de garantías. Es decir, en cuestiones nucleares, lo del mercado libre y la competencia no vale. Después de 50 años de actividad, una industria que no ha conseguido ser rentable por sí sola no me merece ningún tipo de confianza, y eso sin contar la falta de transparencia. La comparación es un poco forzada, pues no se puede comparar la gravedad de los incidentes, pero lo que une a Chernobil y a Ascó es el oscurantismo…

Saludos cordiales
Daniel Gómez
Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos

sábado, 23 de octubre de 2010

G MARTÍN GARZO: EL SILENCIO DE LOS ANIMALES / EL PAIS 23 DE OCTUBRE

En una escena de Mi tío, la película de Jacques Tati, monsieur Hulot tropieza con un ladrillo al atravesar un solar olvidado. Le vemos detenerse, tomar el ladrillo y volver a colocarlo en su sitio, antes de alejarse. En las últimas páginas de El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite nos cuenta una tarde de paseo con su hija, que es aún una niña. Pasean cerca del agua y la niña ve un sapo sobre una piedra. Y se queda inusualmente silenciosa. Ya en casa, y cuando ambas están acostadas, la niña despierta a la madre para decirle: "Qué raro lo del sapito, ¿verdad? ¡Cómo nos miraba!"

Un ladrillo y un sapo, ¿qué tienen que ver con nosotros, los hombres? Hemos construido sobre el mundo natural un mundo de representaciones que nos permite intercambiar deseos, promesas y proyectos con los demás. Así define Savater la ética: "El reconocimiento de lo humano por lo humano y el deber íntimo que nos impone". Sin embargo, ni el personaje de Tati ni la niña del recuerdo de Martín Gaite dejan de ser humanos al ocuparse de un ladrillo o un sapo. La poesía, deudora del mundo del mito, habla de la relación con nuestros semejantes pero también con lo que es distinto a nosotros. Tiene que ver con ese saber tratar adecuadamente con lo otro al que los griegos llamaron piedad. "Cuando hablamos de piedad", escribe María Zambrano, "siempre nos referimos al trato con algo o alguien que no está en nuestro mismo plano vital; un dios, un animal, una planta, un ser humano enfermo o monstruoso, algo invisible o innominado, algo que es y no es. Es decir, una realidad perteneciente a otra región o plano del ser en que estamos los seres humanos, o una realidad que linda o está más allá de los linderos del ser". James Joyce llamó epifanías a estos instantes de comunicación profunda con lo real. Y tanto la escena del ladrillo como la del pequeño sapo nos aportan instantes así.

Claudio Eliano nació en el siglo II de nuestra era. Es famoso por su obra Sobre la naturaleza de los animales, una curiosa colección, en 17 libros, de breves y sorprendentes historias seleccionadas para proporcionar lecciones morales. Las más hermosas son las que narran los amores entre las muchachas y los animales. Eliano nos habla de una grajilla que en Soles de Sicilia cayó extenuada a los pies de una joven, tras volar sin descanso a su alrededor; de la citarista Glaucis, que fue amada, según las versiones, por un cordero, un perroo un ganso; o la de aquel elefante que en Alejandría llegó a competir con Aristófanes de Bigas por los favores de una mujer que era tejedora de guirnaldas. En un cuento de Isaac Bashevis Singer, un ciervo anuncia al llegar a una casa que su dueña concebirá un niño en esos días, y en otro un pequeño cerdo regresa después de muerto para consolar a su amiga. Y Cervantes nos conmueve cuando narra en El Quijote cómo el rucio de Sancho se acerca a Rocinante y apoya su hocico sobre su lomo para buscar su calor.

Uno de los deseos que de una forma más constante e íntima han acompañado al hombre desde el origen de los tiempos es el deseo de comunicarse con los miembros de las otras especies. A él se debe que bestias y animales hablen en los cuentos de hadas y que sus protagonistas humanos comprendan mágicamente su lenguaje. Tolkien afirma que desde muy antiguo se tiene una viva conciencia de la ruptura de esa comunicación; pero también la convicción de que fue traumática. Los animales son como reinos con los que el hombre ha roto sus relaciones y que con los que, en el mejor de los casos, mantiene un difícil e inestable armisticio.

El mundo es un inmenso matadero. Miles de animales se amontonan en granjas y piscifactorías, en condiciones infames, solo esperando su muerte. Singer reprochaba a su dios que hubiera creado un mundo en que las criaturas necesitaran matarse unas a otras para vivir y Canetti, dolorido por esta misma evidencia, dijo que deberíamos comer llorando. En una obra de Tennesse Williams alguien reprocha a la protagonista, una de esas mujeres frágiles y maravillosamente disparatadas que pueblan el mundo del escritor sureño, que su corazón no sea recto. "Recta puede ser una línea o una calle -le contesta ella-. Pero el corazón del hombre nunca es recto".

En los cuentos hay ogros, y si están ahí no es solo para asustar a los niños, sino para hablar de lo que también inevitablemente somos, aunque no nos guste: de esa naturaleza devoradora que nos define. Los cuentos son el verdadero realismo, dijo Chesterton. En ellos no solo hay criaturas aladas y dulces, incapaces de hacer daño a nadie, sino también ogros y sacamantecas. La vida del hombre es esa deriva interminable, esa proliferación de identidades. Saber aceptar las contradicciones.

Y la caza y el toreo son pura contradicción, pues tanto el buen cazador como el buen torero no se acercan a los animales para hacerles daño, aunque finalmente se lo hagan, sino para entrar en contacto a través de ellos con las fuerzas libres del mundo. Pocos han escrito páginas más hermosas sobre los animales que Isak Dinesen y, en nuestro país, que Miguel Delibes; y sin embargo, ambos eran unos contumaces cazadores. Los toros mueren en las plazas, pero sería injusto olvidar que pocos los aman y respetan tanto como los toreros.

En un mundo en que los animales apenas cuentan para otra cosa que para animar nuestras excursiones dominicales o nuestras citas gastronómicas, las plazas de toros son de los pocos lugares donde no se les cosifica y se les respeta y ama por su belleza y su fuerza. Pero esto no quiere decir que debamos justificar cómo se les trata en ellas. Tras la belleza del toreo está el horror, y sería absurdo negar que tras una limpia verónica no hay un animal asustado que sufre y quiere escapar como sea del lugar infernal al que se le ha conducido. ¿Y qué arte puede ser ese que en vez de salvar destruye lo que ama?

Fernando Savater, en su artículo La barbarie compasiva, critica con razón a los que no distinguen entre los animales y los hombres. "Sin duda -escribe-, biológicamente somos animales, no vegetales. Pero desde luego ni simple ni gozosamente. Por culpa de ello existen las novelas... y la ética". Y es verdad, pero el problema reside justo en eso, en que somos noveleros. Es decir, que no podemos evitar ponernos en lugar de los otros y hacernos la ilusión de mirar por sus ojos. Mirar por los ojos de un niño, de un anciano, de una muchacha; pero también por los ojos de un toro, de un perro, de una hormiga. William Faulkner, en páginas inolvidables, nos narra la huida de un muchacho subnormal con una vaca; y el cuento más hermoso de Clarín, Adiós, Cordera, tiene por protagonista a una vaca a la que dos niños acuden a la estación a despedir porque sus padres, que son pobres, la envían al matadero.

La vaca del cuento de Clarín no protesta cuando la arrancan de sus prados, como tampoco lo hacen los toros bravos que llevan a las plazas. ¿Cómo podrían hacerlo si no pueden hablar? Pero que no puedan hablar no quiere decir que no seamos responsables de lo que les pasa. El silencio de los animales guarda historias que misteriosamente nos están destinadas. No escucharlas es un acto de impiedad hacia esa vida que compartimos con las otras criaturas del mundo.

Gustavo Martín Garzo es escritor.

martes, 28 de septiembre de 2010

MARC FUMAROLI / No llamemos arte al arte contemporáneo

ENTREVISTA: MARC FUMAROLI Pensador y ensayista

"No llamemos arte al arte contemporáneo"

J. M. MARTÍ FONT - Barcelona - 28/09/2010
 

El viejo polemista francés vuelve a la carga. Si hace 20 años fustigó con saña la 'grandeur' cultural de la V República, de Malraux a Jack Lang, su nuevo ensayo se las ve con lo que considera las grandes falacias culturales de nuestro tiempo
La historia no tiene un sentido determinado y el arte contemporáneo no merece ser llamado arte. Marc Fumaroli (Marsella, 1932) ha estado en Barcelona para presentar París-Nueva York- París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes (Acantilado), "un panfleto erudito", en palabras de su editor, en el que vuelve al eterno debate entre los antiguos y los modernos.

      "Me hace feliz estar contracorriente, incluso ser muy reaccionario" "Los del 68 son hoy capitalistas y controladores del sistema mediático"
      Pregunta. ¿Es usted reaccionario?
      Respuesta. ¿Reaccionario? Es verdad que me gusta mucho reaccionar y las gentes que reaccionan están muy vivas. Lo tomo en el sentido exacto del término. No creo que la historia tenga un sentido ni que tengamos que inclinarnos ante el sentido de la historia. La gente que me interesa son aquellos que van contracorriente. He conocido la época en la que todo el mundo marchaba en el sentido de la historia, que no era otro que el que se marcaba desde Moscú. Me hace feliz estar contracorriente e incluso ser muy reaccionario. Cierto, ahora hay que reaccionar contra otras cosas distintas a las del momento en el que la URSS era considerada en Francia como la promesa del futuro de la humanidad.

      P. Hay quien dice que Francia es un país soviético que ha tenido éxito.
      R. O que Francia es el último país del Este, sí, pero no hay que tomárselo en serio. Lo que sí es cierto es que nuestra modernidad es nuestro Estado, lo que desde el punto de vista anglosajón es una cosa extraña, pero ahora lo hemos sustituido por la sumisión servil a una imagen falsa que Europa se hace de Estados Unidos.

      P. Es usted especialmente crítico con el arte contemporáneo, con esta concepción del arte espectáculo...
      R. No solo del arte espectáculo, sino del arte negocio. Hay una nueva clase social que surge de la acumulación del dinero en una esfera extremadamente estrecha, pero mundial. Estos millonarios ya no quieren tener en casa un tiziano o un delacroix, sino signos exteriores de riqueza. Y eso es lo que les proporcionan las galerías que les ofrecen tiburones dentro de tanques de formol o juguetes sofisticados como los que produce Jeff Koons.

      P. ¿No cree que este arte pueda llegar a ser popular?
      R. A la gente le gustan otras cosas, el deporte, la música rock... No me parece mal. Lo que me resulta odioso es vender a esta gente, que no lo quiere y que tampoco se lo puede permitir, un arte reservado a la imagen de los famosos. La gente común va mucho más al museo del Louvre, a los museos de arte antiguo... Esos lugares convocan auténticas peregrinaciones.

      P. ¿En qué momento el arte toma esta deriva? ¿La culpa la tiene Marcel Duchamp?
      R. No, claro que no. ¡Pobre Duchamp! Era un snob francés muy elegante que jamás se hubiera encontrado con Warhol. Lo suyo era el privilegio de pequeños grupos muy exquisitos. Cuando el MOMA hizo la primera retrospectiva de Warhol, Duchamp devolvió la invitación, que no era sino la imagen de La Gioconda con bigotes, que él mismo había realizado. Consideró obsceno que aquel mal artista utilizara una imagen que él había inventado para hacerse su propia publicidad. Hay un mundo entre Duchamp y Warhol. La fórmula de Duchamp era: 'todo lo que se pone en un museo se convierte en obra de arte'. Warhol la utiliza en el sentido de que todo lo que hay en los supermercados puede entrar en museo y convertirse en obra de arte. Nunca Duchamp pensó esto.

      P. ¿La línea roja la marcaría el pop americano?
      R. Creo que ha influido mucho transportándonos a este universo que no está hecho para los europeos. Hay un punto común en el arte, la exigencia de una obra, y hemos entrado en un mundo en el que el arte no supone una obra, sino solo un concepto, una cosa efímera que durará un tiempo breve y que, momentáneamente excita un poco a los periodistas. Esta es la gran ruptura. No hay derecho a utilizar la palabra arte para lo que se llama el arte contemporáneo, no lo llamemos así; habrá que inventar otra palabra, tal vez entertainment para millonarios.

      P. Pero hay artistas que aún hacen arte...
      R. Sí, pero no tienen el favor de los medios de comunicación, ni de los museos. En España hay gente interesante, hay pintores notables. Si vuelve la pintura y la escultura, lo que sucederá, España estará en primera fila. Sartre dijo una vez: hay gente retrasada que está por delante.

      P. ¿No será usted sartriano?
      R. No, pero sucede que Sartre, de vez en cuando, dijo algunas verdades. Sartre es un fenómeno de la posguerra, un profesor que nunca debió ocupar el lugar que tuvo, pero la guerra y el hecho de que una buena parte de la intelligentsia francesa fuera colaboracionista le convirtió en una especie de vedette que nunca debió ser. Y él se volvió loco, a fuerza de creerse vedette. Personalmente -y no soy el único-, nunca consideré que Sartre fuera un maître à penser.

      P. Tampoco parece tener usted muchas simpatías por el Mayo del 68.
      R. El único aspecto simpático de la gente de Mayo del 68 es que se reían del general De Gaulle y del gaullismo, que en el fondo era un régimen estrecho, mezquino. Por lo demás no hicieron más que abrir la puerta a la mercantilización general del universo. Todos se han convertido en capitalistas y en controladores del sistema mediático. Los sesentayochistas son quienes ahora tienen el poder. Desde el primer momento me di cuenta de que no eran más que hedonistas que se iban a lanzar a la sociedad de consumo.

      P. Pero hubo varios 68...
      R. Sí, en Estados Unidos era mucho más interesante, porque era un movimiento anticapitalista, un movimiento un poco ingenuo pero antiutilitarista, se trataba de reencontrar la felicidad, la voluptuosidad, la naturaleza... Estaba Bob Dylan, Allen Ginsberg, era un movimiento de salida del universo material, fordista, había algo noble en ello. En Francia era totalmente glacial, la gente que estaba vendida de antemano, gente como Cohn Bendit... insoportable. Ahora se les ve gordos, viejos.

      P. ¿Es usted un optimista o un melancólico?
      R. Es necesario un optimismo que sea capaz de absorber el pesimismo, no de esconderlo o rechazarlo, sino de devorarlo, de quemarlo. En la medicina antigua había la idea de que los melancólicos podían ser locos o genios. Los unos quemaban su melancolía y se convertían en genios iluminados por el incendio, y los otros se volvían locos porque la melancolía es pesada y aplasta, es como el petróleo. Es profundamente verdadera esta idea. Ahora estamos en la fase del petróleo y estamos ahogados por el petróleo. La literatura, cuando vuelva, será la literatura de lo grotesco, porque hacer reír ya es curar. Hacen falta dos o tres Rabelais.

      sábado, 25 de septiembre de 2010

      LUZ GÓMEZ GARCÍA/ Respuesta al embajador de Israel


      LUZ GÓMEZ GARCÍA (Profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid)


      EL PAÍS 25/09/2010

      Andaba yo preocupada pensando que no me había hecho merecedora, por mis artículos sobre Palestina, de una de las estigmatizadoras cartas del embajador de Israel, Raphael Schutz. Me preguntaba si mis artículos le gustarían, si con mis ideas, y sin yo saberlo, estaría colaborando a la perpetuación de la Ocupación y a la difusión de propaganda antipalestina. Pero no: por fin el embajador israelí me dedica una carta (23 de septiembre) y el orden natural se recompone: yo soy la que creo ser y él, por lo que parece, sigue siendo el que es. Ya he sufrido su difamación y estoy a salvo.

      El embajador israelí persigue las ideas que no le gustan como los niños a las gallinas: con mucho ruido y sin éxito. Las ideas corren libremente. En el caso que nos ocupa, la idea binacional goza cada vez de más campo, habida cuenta del carácter imparable de la Ocupación israelí y de la deficiencia crónica de las conversaciones de paz.

      Porque hay un hecho que no tiene vuelta: Palestina tendrá un Estado algún día. La idea está demasiado diseminada. Lo único que falta por saber es si será un Estadillo-nación en menos del 22% de su territorio histórico o será un Estado que albergue dos naciones, la palestina y la israelí, en el 100% del territorio histórico. Al embajador israelí le repugna esta segunda posibilidad, pero a los españoles un Estado de naciones no nos es extraño.

      Que la situación en Palestina es una situación de apartheid real, en la que los palestinos viven recluidos en bantustanes, es un hecho establecido, solo discutible desde la fuerza, no desde la razón.

      El embajador israelí se empeña en denigrar a los que, como dijo el gran Mahmud Dar-wix, aún oímos "el lamento de las casas enterradas bajo las colonias". Pero ¡qué se le va a hacer "si estamos enfermos de esperanza... si somos unos sentimentales"!

      miércoles, 22 de septiembre de 2010

      ARACELI MANJÓN-CABEZA / Drogas, ¿seguir con la prohibición?

       

      Una vez más se reabre el debate sobre la ineficacia de la represión en materia de drogas. Ha bastado que el ex presidente Felipe González nos recordase los males de la prohibición y la necesidad de un cambio de rumbo. Pero no es nada nuevo. Que los esfuerzos antidroga son un "largo y glorioso fracaso" era ya más que evidente hace años.
          • Milton Friedman advertía en 1972 que era imposible acabar con el tráfico de drogas y que la prohibición era la peor estrategia para usuarios y no usuarios; 17 años después afirmaba que la epidemia del crack se habría evitado de ser legal la cocaína.
          Gary S. Becker señalaba en 2001 que la legalización, aun no siendo la panacea y presentándose como "una aventura hacia lo desconocido", eliminaría las ganancias del narcotráfico y la corrupción y que el posible aumento del consumo se compensaría con el control de la calidad.

          Recientemente, en enero de 2010, Mario Vargas Llosa ha insistido en que la despenalización es el único remedio y lo afirma con los ojos puestos en México, pero también en otros países. Y más en la misma línea: Paulo Coelho, los ex presidentes Cardoso, Zedillo y Gaviria y las 17.000 personas que han firmado desde junio pasado la Declaración de Viena, reclamando a los Gobiernos y a Naciones Unidas una revisión transparente de la actual estrategia.

          La prueba hoy más clara -pero no única- del fracaso y de los inasumibles costes de seguir intentándolo nos la proporciona México: desde 2006, el combate al narco del presidente Calderón ha provocado dos guerras -la que se libra entre narcos y la del Estado contra el crimen organizado- y 30.000 muertos (900 eran niños menores de 17 años).

          En contra de la legalización se dice que los beneficios de acabar con el crimen organizado no serían mayores que los problemas que causaría el aumento del consumo. Pues bien, creo que esta afirmación es hoy claramente incierta. Admitiendo como muy probable un aumento inicial del número de consumidores de las drogas ya legales, a la vez, serían seguros otros efectos beneficiosos: control de la calidad de las sustancias, lo que evitaría los males asociados al consumo de los venenos ilegales que hoy circulan; disminución de precios, lo que reduciría drásticamente la cifra de delincuencia drogoinducida; sacar a los consumidores de determinados ambientes especialmente insalubres y peligrosos, para dirigirlos a un mercado legal y controlado.

          Solo lo anterior ya justificaría pensar muy seriamente y sin prejuicios en un proceso de legalización y de control estatal, con o sin impuesto especialmente fuerte a la producción, con mayor inversión en las políticas de reducción de la demanda -educación, prevención y rehabilitación- y con un ahorro espectacular en los enormes esfuerzos económicos que hoy se lleva la represión a cambio de unos resultados decepcionantes.
          Pero habría más: se desposeería al crimen organizado de su actividad favorita y más rentable y, con ello, de parte de su capacidad de corromper voluntades públicas y privadas y de infiltrarse en la economía lícita; se podría prescindir de la excepcionalidad legal hoy imperante en la persecución y represión del tráfico de drogas que, en ocasiones, nos coloca en los límites de lo que el Estado de derecho es capaz de soportar; desaparecería el pretexto según el cual, la lucha eficaz contra el narcotráfico justifica la intervención de Estados Unidos en asuntos de otros países castigados por este azote.

          Y hablando de Estados Unidos conviene echar la vista al pasado y recordar algunos datos: 1º) Que hubo otra situación previa a la prohibición, en la que el consumo de drogas -muy extendido en aquel país en el siglo XIX- no se consideraba un problema de salud pública. 2º) Que alguno de los "problemas de la droga" son hijos de la prohibición. 3º) Que la prohibición se ha desarrollado en los más variados escenarios y ha afectado a casi todo, más allá del ámbito de la salud pública. Basta recordar que la fiscalización internacional se impone al mundo colándola como un polizón en el Tratado de Versalles; que Estados Unidos ha condicionado su ayuda exterior a que los países destinatarios obtuviesen resultados satisfactorios en la lucha contra la droga; que el narco Pablo Escobar ofreció el dinero de la droga para pagar la deuda externa de Colombia a cambio de un compromiso de no extradición; y que hasta la fórmula originaria de la Coca-Cola hubo de modificarse para sustituir la cocaína por cafeína. 4º) Que la cruzada planetaria que Estados Unidos desata a principios del siglo XX no fue motivada por razones de "salud pública". Hubo motivos racistas contra los negros del Sur y contra la mano de obra china; motivos económicos en la guerra de médicos, farmacéuticos, productores y curanderos por tener la exclusiva en la dispensación de drogas; motivos políticos en la pugna entre China y Filipinas por el monopolio del opio y, también motivos políticos, en el hallazgo de uno de los pretextos -otros han sido la amenaza comunista y el terrorismo islámico- para legitimar el intervencionismo de la gran potencia en la andadura de otros países.

          Por otro lado, hay que señalar que lo que más contribuye a reavivar el debate, inclinando cada vez a más personas hacia la opción despenalizadora, son los propios excesos, innecesarios e injustificables, del prohibicionismo.
          Me refiero a un par de cuestiones como meros ejemplos.

          Primera: hay países que castigan como delito el autoconsumo de drogas, a pesar de que ello no es obligado -aunque si vivamente recomendado- por las Convenciones de Naciones Unidas que diseñan e imponen el sistema represivo mundial. No es el caso de España, donde nunca fue delito el consumo y donde no se duda que tal acto entra en una esfera de la libertad personal inaccesible para el Derecho Penal. Recientemente, en Argentina se ha declarado la inconstitucionalidad del delito de tenencia de drogas para el autoconsumo; en México se ha despenalizado esa misma conducta y en Brasil se ha producido una cierta despenalización al sustituirse la cárcel por tratamientos y medidas educativas. Pero siguen existiendo países que castigan la posesión y el autoconsumo.

          Segunda: son inadmisibles algunas de las afirmaciones que la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas) hace en sus informes anuales de evaluación de los esfuerzos antidroga de los distintos países. Así, en el informe de 2010 se muestra preocupación por las decisiones de Argentina, México y Brasil a las que me acabo de referir, lo que se interpreta desde estos países, con razón, como injerencia en asuntos internos. En 2009 se rechazó que la Constitución de Bolivia declarase patrimonio cultural la masticación de la hoja de coca, lo que supone ignorar o despreciar el sentido que tal práctica tiene. Y así más: desagrado porque España no castiga el consumo; críticas porque Suiza permita las salas de inhalación; denuncia de los tratamientos con heroína médicamente prescrita en Holanda, etcétera.

          Los excesos y los fracasos del prohibicionismo acabarán siendo el mejor argumento de las tesis liberalizadoras.
          He de reconocer que cuando se trabaja dentro del sistema represivo es fácil dejarse seducir por sus "éxitos", pero estos son muy parciales y cuando se mira el conjunto, entonces vence la decepción, al contemplar un instrumento salvaje e ineficaz que no es la "solución" sino, más bien, una parte importante del problema.
          Lanzarse a cualquier opción despenalizadora da vértigo, desmontar la prohibición no será fácil, pero el mantenimiento del actual prohibicionismo planetario es una locura.

          Araceli Manjón-Cabeza Olmeda es profesora titular de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid. Ex magistrada suplente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y ex directora general del Plan Nacional sobre Drogas.

          sábado, 18 de septiembre de 2010

          LUIS FERNANDO MORENO CLAROS / Filósofo para esta época

          Filósofo para esta época
          LUIS FERNANDO MORENO CLAROS
          18/09/2010


          El 21 de septiembre de 1860 fallecía en Fráncfort del Meno el filósofo alemán Arthur Schopenhauer (Dánzig, 1788). Murió de repente, como siempre deseó. Era un hombrecillo bajo y corpulento, de cabeza grande, enormes patillas blancas y cara de pocos amigos. Caminaba con paso vigoroso, y aún a sus setenta años gozaba de excelente salud: comía mucho, se bañaba en agua fría incluso en invierno, y sus mejores pensamientos se le ocurrían al aire libre. Siempre lo acompañaba su perrito Atma, al que apreciaba más que a cualquier ser humano; por eso cuando hacía travesuras lo insultaba llamándolo "hombre". Cuantos se cruzaban con aquel estirado personaje lo miraban con irónico respeto, pues sabían que era un sabio internacional. A su casa llegaban visitas de todo el mundo aunque sólo fuera para verlo unos minutos. Le apodaban El Buda de Fráncfort, pues al "Iluminado" remitía su doctrina filosófica.

          En 1818 Schopenhauer publicó El mundo como voluntad y representación, una extensa y genial obra ignorada hasta tres decenios después. Tras publicar otra gran obra: Parerga y paralipómena (1851), le sonrió la fama: sus libros se convirtieron en los mayores éxitos de ventas de finales del siglo XIX. Alemania se sumía entonces en una crisis existencial, el idealismo romántico quedaba atrás y la Revolución de 1848 había fracasado, de ahí que reinase por doquier un craso pragmatismo realista, interesado y burgués.

          Aquí llegó Schopenhauer, con una metafísica que pretendía explicar la mísera y negra existencia humana. Este mundo no es hermoso -afirmaba-, sino el peor de los posibles. Y proseguía: Dios no existe, lo suplanta un demonio malévolo que convierte nuestras vidas en infiernos, consumidas entre el dolor y el aburrimiento. Y ello se debe a que la esencia más íntima de cada ser consiste en una voluntad bruta y ciega, en un deseo insaciable que nos obliga a buscar sin cesar nuevos placeres y diversiones que nunca nos colman; y encima nos acosan plagas, guerras y catástrofes naturales. De manera que la vida es un penal en el que cumplimos condena y del que sólo salimos con la muerte. Nada hay nuevo bajo el sol: el ser humano es un malvado depredador, cuya necedad lo torna incapaz de seguir la luz de la razón, que podría aportarle alguna mejoría.

          La filosofía teórica de Schopenhauer proponía una solución también teórica para superar la crisis absoluta de la vida: hay que renegar de la existencia y rechazar la perpetuación del dolor: no reproducir, no actuar. Asimismo, predicaba la piedad universal y la no violencia: abstenerse de dañar a los demás seres vivos, nuestros hermanos en esencia y encadenados en nuestra misma mazmorra. Junto a sus enseñanzas teóricas, Schopenhauer divulgó un "arte de vivir" de carácter más práctico, que sedujo a sus lectores. Con él quería enseñarles "si no a ser felices, al menos, a ser menos desdichados". El gélido filósofo argumentaba que la persona cabal no apetecerá la felicidad, que no existe; esperará poco de la vida y nada de sus congéneres. Lo idóneo para ella será la comodidad consigo misma y con el entorno: ahorros en el banco y mucha riqueza interior. Esposa e hijos son una carga; los amigos, o nos traicionan o son pesados a los que hay que soportar. El amor es un subterfugio con el que nos engatusa la naturaleza para propagar la especie. Queda el cultivo de la cultura y el arte, pero hay que resguardarse de los pedantes que las ostentan como profesión. En suma, Schopenhauer gruñía y se quejaba de todo cual sabelotodo regodeándose en el abismo, pero a salvo en su cómodo rinconcito. Su acritud gustó tanto en aquella Alemania deprimida como más adelante en Europa. Y también hoy goza de buena salud en nuestro país, donde cualquiera lanza críticas asesinas desde una enorme pasividad.

          Gredos publicó este año una soberbia edición de su obra capital, y Herder celebra el 150º aniversario de su muerte con dos notables novedades: una monografía imprescindible firmada por Volker Spierling y el inédito Senilia. Spierling es acaso el mejor conocedor actual de Schopenhauer. En cuanto a los Senilia, Volpi y Ziegler restauraron con sumo detalle anotaciones inéditas que el maestro dejó en sus cuadernos de notas, los cajones de sastre de sus obras. Son anotaciones de un filósofo ya mayor que siempre pareció un viejo, por eso Nietzsche afirmó que la filosofía de Schopenhauer es "para los jóvenes". En efecto, lo leímos con fruición en la juventud y lo contemplamos con recelo en la madurez. Y es que, al evocar las desgracias de la existencia, Schopenhauer parece acertar con sus juicios radicales; sin embargo, algo nos dice que se equivoca. Hay que leer sus reflexiones en épocas críticas para dejar que su frío escalpelo nos destroce; pero si de verdad estamos sanos, su sesudo realismo nos obligará a reaccionar recuperando otra vez nuestras ilusiones. Así lo superaremos a él y a la crisis.

          El arte de ser feliz explicado en cincuenta reglas para la vida. A. Schopenhauer. Texto establecido, prefacio y notas de Franco Volpi. Traducción y apéndices de Ángela Ackermann Pilári. Herder. Barcelona, 2009. 158 páginas, 14 euros. Senilia. Reflexiones de un anciano. A. Schopenhauer. Edición de F. Volpi y Ernst Ziegler. Traducción de Roberto Bernet. Herder, Barcelona. 2010, 464 páginas, 28 euros. El mundo como voluntad y representación I, junto a De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Y El mundo como voluntad y representación II junto a Sobre la voluntad en la Naturaleza.. A. Schopenhauer. Traducciones de Rafael-José Díaz Fernández, María Montserrat Armas Concepción, Joaquín Chamorro Mielke, Leopoldo Eulogio Palacios y Miguel de Unamuno. Gredos, 2010. 748 y 834 páginas. 59 euros cada uno. Arthur Schopenhauer. Volker Spierling. Traducción de José Antonio Molina Gómez. Herder. Barcelona, 2010. 246 páginas. 16 euros. Arthur Schopenhauer. Religión y metafísica de la voluntad. Manuel Suances Marcos. Herder. Barcelona, 2010. 278 páginas, 22 euros.

          viernes, 17 de septiembre de 2010

          LUZ GÓMEZ / PALESTINA: LA NECESIDAD DE LA IDEA BINACIONAL.

          ELPAIS.17/09/2010

          LUZ GÓMEZ
          La necesidad de la idea binacional

          En realidad, poco importa la vuelta de palestinos e israelíes a las negociaciones directas bajo el auspicio de Obama. Y no se trata de ser catastrofistas. Estas nuevas negociaciones no pueden acabar sino donde todas las anteriores. Y ello se debe a que, como afirmaba recientemente Saeb Erakat, negociador jefe palestino, las negociaciones directas carecen de base real, pues se acometen a partir de unas negociaciones de proximidad truncadas y fraudulentas.

          La parte israelí ha incumplido los requisitos mínimos, especialmente la congelación sin componendas de los asentamientos y el fin de la colonización de Jerusalén Este. A los palestinos se les pide una buena sonrisa y que se sienten para la foto. Estamos ante una nueva negociación en falso de la marca Clinton, como ya sucedió en el Camp David del año 2000. Esto en lo que se refiere al aspecto técnico del proceso de paz.

          Pero existe un aspecto de fondo responsable siempre, en mayor o menor medida, del regreso del fracaso: la negativa a reconocer el carácter binacional que, a fecha de hoy, tiene la Palestina histórica.

          Que Palestina es hoy binacional significa que existe una nueva entidad, fruto del decurso histórico, en la que judíos y palestinos están inextricablemente mezclados. No unidos, de momento. Una entidad que, desde luego, es el resultado de la Ocupación, pero que obliga a las partes al reconocimiento de este hijo indeseado. Una entidad que no exime de responsabilidades y no impide la exigencia de reparaciones. Porque ha de quedar claro: Palestina es hoy binacional, pero no lo era en 1948 ni en 1967. La binacionalidad es un estado de cosas presente, no pasado, por más que hunda sus raíces en las propias consideraciones del pueblo judío para el establecimiento de un Estado en la tierra de Palestina.

          Al principio lo binacional fue solo una idea. Hoy es una herramienta para la resolución del conflicto. O debería serlo. En el pasado fue el sueño de una parte de la judaidad. A veces de los sionistas. A veces de los antisionistas. Surgió como ideal utópico en la década de 1920, cuando la colonización de la Palestina del Mandato británico le planteó a algunos intelectuales judíos un problema de conciencia: el de cómo convivir con el pueblo en cuyas tierras se quería levantar el Estado nacional judío. El binacionalismo de entonces soñó con la ciudadanía compartida de las dos comunidades, no exenta del reconocimiento jurídico de sus respectivas especificidades. Sus principales defensores fueron los filósofos Martin Buber, Judah Magnes y Hannah Arendt, si bien sus voces se apagaron con la fundación del Estado de Israel, en 1948.

          Cuando la idea resurge a finales del siglo XX, la realidad política, social y hasta topográfica es muy distinta. Como recuerda el historiador palestino Elias Sanbar, poco amigo del Estado binacional, el binacionalismo actual es el resultado de tres fracasos: el de la OLP en su intento de instaurar un Estado que reagrupase a árabes y judíos en el territorio de la Palestina histórica; el de los Acuerdos de Oslo para crear un Estado palestino en Cisjordania y Gaza; y el de Israel al no permitir la plena ciudadanía de sus ciudadanos palestinos.

          Hoy, tras casi 100 años de idea binacional, lo binacional ha dejado de ser una entelequia. Es una consideración realista a partir del estado de cosas de la Ocupación. Trabaja con la Ocupación, no la consagra. El binacionalismo hoy es un intento de superación de la segregación comunitaria y de la confusión entre identidad nacional, personal y del Estado.

          La actual configuración de un Estado (Israel) y unos bantustanes (en Cisjordania y Gaza) resulta, a medio plazo, insostenible en términos demográficos, económicos y políticos. Demográficamente, porque la segregación de casi la mitad de la población de Israel y de los Territorios Ocupados es inviable en un territorio conjunto de apenas 27.000 km2 (sin contar a los refugiados en el extranjero y a la diáspora, el número de palestinos es prácticamente igual al de israelíes judíos). Económicamente, porque no hay más alternativa al subdesarrollo de los Territorios Ocupados que la recíproca dependencia económica (el agua y la mano de obra son palestinas; la industria y la tecnología, israelíes), lo cual va en contra del establecimiento de fronteras cerradas. Políticamente, porque la maraña de asentamientos en lo alto de las colinas de Cisjordania ha reordenado de tal manera el territorio y el poblamiento (el número de colonos sobrepasa los 300.000, sin contar los de Jerusalén) que resulta imposible una retirada que no suponga una expulsión masiva de población. La Ocupación ha llegado tan lejos que la idea binacional ya es irremediable. Se ajusta exactamente al escenario creado.

          La consideración binacional del estado de cosas cumple otro requisito sin el que no puede haber visos de solución del conflicto: se ajusta a las nuevas narrativas históricas. Los historiadores palestinos e israelíes vienen estableciendo desde hace dos décadas ciertos hechos: la legitimidad del rechazo palestino del plan de partición de Naciones Unidas de 1947 (Walid Khalidi); la limpieza étnica de 1948 (Ilan Pappé); la planificación de la segregación de los palestinos de Israel (Nur Masalha); la transformación de la topografía (Eyal Weizman); la forja de una identidad ad hoc del pueblo judío (Shlomo Sand). Pero esta dilucidación de los hechos por parte de la historiografía no ha conducido a cambios significativos en la conciencia israelí. Es más, ha servido para que, en aras del mantenimiento de la definición judía del Estado, se perfeccione la política israelí de hechos consumados: es la víctima, y solo ella, la responsable de su suerte.

          Pero la aceptación de los postulados binacionales no es fácil. Hoy como ayer, la mayor parte de la intelligentsia israelí abomina de ellos. Soliviantan por igual a la izquierda y a la derecha. Amnon Raz-Krakotzkin ha analizado en un libro fundamental (Exil et souveraineté: judaïsme, sionisme et pensée binationale, La Fabrique, 2007) cómo la idea binacional pone en evidencia el carácter colonialista y orientalista del sionismo y desmonta los planteamientos binarios característicos de la cultura israelí: judío / árabe, laico / religioso, askenazí / sefardí. En cuanto a la parte palestina, la idea binacional está muy extendida entre la comunidad que vive en Israel, con varias décadas de convivencia en desigualdad con la comunidad judía, pero tiene menos eco en los Territorios Ocupados, y casi ninguno entre los refugiados.

          Hablar hoy de visión binacional es referirse al modelo sudafricano. Sudáfrica viene siendo el horizonte de quienes aún piensan que paz es convivencia. En el ejemplo sudafricano se mira la campaña Boicot, Sanciones, Desinversión (BSD), que busca el fin del apartheid en Palestina por medio de la presión de la sociedad civil internacional. Pero la opción sudafricana es también la de una sociedad que, llegado un momento, se miró al espejo y se pensó de manera diferente. Dicho con las palabras sudafricanas de un personaje de Coetzee en Verano: "Esa actitud estribaba en considerar que nuestra presencia en aquel territorio era legal pero ilegítima. Teníamos un derecho abstracto a estar allí, un derecho de nacimiento, pero la base de ese derecho era fraudulenta. Nuestra presencia se cimentaba en un delito, el de la conquista colonial, perpetuado por el apartheid".

          Los partidarios de otros modelos para la solución del conflicto, combaten el sudafricano. Se olvidan de que es el único que ofrece una respuesta a una situación real de apartheid. El sueño de la mutua exclusión no es más dulce que el de la convivencia.

          Que concretar políticamente la idea binacional es complejo, no se le oculta a nadie. Pero es una hipótesis de trabajo necesaria. Su mera consideración no significa que las negociaciones de paz deban culminar, algún día, en un Estado binacional. La aceptación de la idea binacional no fuerza a un modelo de Estado, es simplemente un requisito previo para que cualquier solución estatal se asiente en la historia y en la justicia.

          Luz Gómez García es profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.

          domingo, 12 de septiembre de 2010

          EL FIN DEL CAPITALISMO/ SANTIAGO NIÑO

          EPS
          12 SEPTIEMBRE 2010

          Santiago Niño Becerra (Barcelona, 1951) elige su despacho del Instituto Químico de Sarrià, para realizar esta entrevista. Y reconforta detenerse en el hall climatizado a respirar del sofoco de Barcelona…; a observar lo clásico del edificio, al alumnado y a los docentes que vienen y van por este centro jesuita y elitista (universidad privada Ramon Llull) que ya cumplió el siglo. Ahí están las camisetas y otros souvenirs en una vitrina para el recuerdo. Los venden. Otro producto de consumo más –también lo educativo– de los muchos que genera este mundo desarrollado asolado por una "crisis sistémica", estertor previo al fin del sistema capitalista, según dice este catedrático de Estructura Económica. Una pausa antes de sumergirnos en ese futuro terrible que, vaticino, nos va a pronosticar este hombre prolífico y polémico por sus análisis siempre radicales y neocon (para él parece no existir lo social ni otro poder que no sea el económico) que ha ido volcando en artículos en la web (lacartadelabolsa.com) y en el libro El crack de 2010, otro más de las decenas sobre la crisis económica que se ven en las librerías, aunque el suyo (Los Libros del Lince) ya va por la 15ª edición. Niño Becerra afirma que la debacle económica que está sucediendo y estamos viviendo nada tiene de pasajera, ni se va a resolver en un pispás. No. El castillo de naipes se cae. "A medio plazo lo único que hay que hacer es sobrevivir. Hemos estado viajando en un crucero fabuloso y ahora, de golpe, es un bote de remos". Y se ha esfumado ya ese "ir a más" en el que nos movíamos hace poco para despeñarnos por el "ir a menos". Para siempre.

          "Creo que estamos aún en un momento de concienciación. La gente espera un milagro, necesita creer que es posible". Pero no. "Vamos hacia una época en términos humanos horrible, no es una época que a mí me guste. La persona como tal valdrá poco… tenderemos más hacia un colectivismo, algo más budista".

          ¿Y eso es negativo?
          "Bueno, pensar en colectivo no es tan estupendo… quiere decir que si disponemos de una sola dosis de antibiótico, por ejemplo, y usted es un genio, el antibiótico será para usted". ¿Ah, sí? ¿Quién decidirá eso? "Alguien lo hará, por el bien de la comunidad". Uff, ni un respiro, en este embudo último en que vivimos.


          Y esto es lo de menos. Lo de más es que este declive implica otro peligro –el gran peligro en realidad–: la merma afectará al actual sistema político. "La democracia", asegura, "solo se puede dar en la abundancia". Y no se inmuta. Lo que se avecina, según él, tiene el color sombrío del recorte de derechos, libertades, igualdad… Muy criticado por sus tesis, que algunos definen de "profecías apocalípticas y repetitivas", Niño Becerra es vecino desde hace 30 años de la localidad costera de Vilassar de Mar; está casado, con un hijo. Es hombre de físico menudo, media melena lacia y barba gris a lo pombo. Un señor que parece poco dado a pensar en glamour alguno, que viste camisa azul y suspira de vez en cuando, impaciente, porque no se entienda lo que quiere decir (y dice mucho; no para) o porque no comprenda tu afición a circunvalar la charla e ir hacia otros territorios.

          ¿Cómo se gestó su libro 'El crack de 2010'?

          Llevo desde hace cinco años publicando artículos y el libro es la consecuencia de un proceso personal. Y llevaba mucho investigando sobre el agotamiento del modelo económico, llegaba a su fin. ¿Qué me hacía sospecharlo? El aumento de la deuda privada. Me pregunté por sus implicaciones... Entonces lo que aquí analizamos (junto a otros dos profesores) fue la evolución del PIB en cada país, las tasas de variación anual desde 1950… A partir de aquí vimos que el perfil evolutivo económico actual es igual al de la Gran Depresión. Si se compara la evolución de la variación del PIB entre 1923-1930, es igual a la de entre 2003-2010. Y de ahí nació.

          ¿De dónde salía el dinero para consumir tanto?


          Esa era la gran pregunta… Se lo daban. En 1996, el nivel de deuda privada en España era del 65% del PIB. En 2008 llegó al 220%. ¿Qué había sucedido? Aumento continuado de la deuda de empresas y personas físicas. Se lo daban. ¿Quiénes? El sistema, a través de las entidades financieras para que consumiéramos. Prácticamente todo el crecimiento se ha producido a base de deuda. No de salarios, ni de beneficios, España tiene los salarios más bajos de la UE por su baja productividad. Esto es lo realmente grave.

          ¿Y esto es culpa de los trabajadores…?


          Es culpa de la historia y de la estructura del PIB que tenemos. Más del 35% del PIB se genera a través de la construcción, el automóvil, el turismo y la hostelería…Actividades de poco valor; en consecuencia, los salarios que se pagan son bajos. ¿Qué tipo de PIB genera Suecia? Uno de alto valor. Tiene alta productividad y los salarios son elevados. Un dato que para mí es estremecedor es que España en 2006 tenía igual productividad que Suecia en 1975… España tiene una historia triste, de carencias, desde hace siglos. Y ni el modelo alemán que quieren implantar con la Reforma laboral va a funcionar. Porque aquí sobran personas, no horas de personas como allí, dada la mano de obra poco formada que tenemos; que es en realidad, la que necesitamos.

          Es decir que el retraso que existía en la España franquista sigue tal cual…

          Evidentemente. A ver, España ha crecido. La gran suerte fue que nos dejaran entrar en la Comunidad Europea en 1986 y eso permitió que llegasen inversiones extranjeras y que se pudiese exportar; vinieron extranjeros a residir, turismo a borbotones, etcétera, pero lo que es la productividad, eso sigue igual. Tenemos, por ejemplo, 18 plantas de ensamblaje de automóviles, 18. Pero ningún centro de decisión en este sector. En Francia dicen "cerramos la fábrica de Renault de Valladolid" y la cierran, y no pasa nada. En España se diseña muy poco y no se decide nada. Los grandes turoperadores turísticos no son españoles. Esa es la dinámica, un pez que se muerde la cola. Para mayor inri, hay 46 millones de habitantes. Si fueran cinco como Finlandia, sería menos grave. Es decir, hay una combinación de factores tremenda en los que yo entiendo que ningún Gobierno tiene la culpa, o todos son culpables.

          Usted no culpa a nadie, ni PP ni PSOE…

          Exacto, da lo mismo, igual que la Banca y las Cajas. Para mí no tienen culpa.

          ¿No es eso determinista? Si nadie tiene la culpa y nada se puede hacer…

          Entiendo que en la mayoría de los casos se hace lo que se puede hacer, no lo que sería deseable. Esta crisis es fruto de algo maravilloso, que fue el modelo que se puso en marcha tras la Segunda Guerra Mundial. Y que ha propiciado la protección social que tenemos. ¿Qué sucedió? A inicios de los setenta empezó a agotarse y la perversión vino por el lado del crédito. El modelo aumentó enormemente su capacidad productiva y la única forma que había de darle la vuelta a esto, de tirar para adelante, era que la gente consumiera. Tengo alumnas que en el armario tienen 30 blusas de temporada…

          Uf, eso no es nada, todos nos hemos dejado arrastrar, hemos gastado más de lo que podemos, seguro que también usted…


          Claro, la inmensa mayoría ante la pregunta de si le gustaría tener un Porsche, dirá que sí. Todos no, pero la mayoría sí. Que todos hemos gastado alguna vez por encima, seguro, y yo también, claro. No, en casas no. Mire, por ejemplo, el año pasado, en buenos restaurantes en París con mi esposa… Pero lo básico es que las deudas tienen que estar en relación con los ingresos, y eso no se ha cumplido.

          Y nadie, expertos, Ministerio de Economía, lo vio y avisó 'esto está yendo fatal…'

          Y les dijeron 'tú te callas'. En todos los ministerios de economía europeos hay gente muy válida y el Servicio de Estudios del Banco de España es uno de los mejores. Lo vieron, pero no había alternativa: o se crecía así o no se crecía. Hay una fecha crucial: 1991, Guerra del Golfo y derrumbe de la URSS. El modelo estaba caducado. Es cuando se producen las recesiones que aquí llegan tras las Olimpiadas y la Expo. Bien, entonces a alguien se le ocurrió –en EE UU, claro– que la única forma para seguir –no para cambiar, para seguir– era dar más crédito. Y el mundo entró en una orgía de crédito.

          Sí en EE UU, el negocio de las hipotecas basura, dar dinero a quien no puede pagar…

          Pero, y no se ría, ¡si lo deseable era que no pagaran! Le cuento la historia real. El esquema es perverso, pero genial. Se daba una hipoteca a la gente a la que nadie se la concedía y encima le decían que los dos primeros años prácticamente no tenía que pagar. ¿Dónde estaba el negocio? Por dos lados. Primero, como damos por supuesto que ya nos vamos a ocupar nosotros de que esto sea así, es decir, que el precio de la vivienda siga subiendo, nos dirán "no puedo pagar, aquí tienen las llaves". Y segundo, cojo estas hipotecas, las estructuro, titulizo y negocio. ¡Es genial! ¿Problema? Que el precio de las casas no siguió subiendo. Y llegó un punto en que la cantidad de bonos emitida y la cantidad de hipotecas amasada, teniendo en cuenta la gente que no pagaba, era desmesurada. En Detroit se podía comprar una casa por un dólar.

          ¿Y ahora peligran hasta las pensiones…?

          A Michael Portino, subsecretario de Hacienda con John Mayor, en 1992, le preguntaron si la gente cobraría pensión y él dijo que toda persona que entonces tuviera menos de 40 años no cobraría. Esto va a ser así. Fíjese en un dato curioso, en 1997 en España hacían falta ocho años para acceder a una pensión, no a la máxima sino a una. Ahora se habla de 20 años… Y nadie ha dicho ni pío. Estamos en una posición, todos en general y cada uno en particular, de salvar la situación, pura supervivencia.

          Al mirarle mientras cuenta parece un personaje de otro siglo, encajado en un despacho austero: una mesa, una ventana, un ordenador, una botella de agua en la mano y sus tesis en la cabeza.

          "Si usted me pregunta cuál es la mayor burrada que ha hecho la humanidad ha sido desperdiciar los recursos. Pero el desperdicio ha llevado al crecimiento".

          No admite una fisura de optimismo en su discurso liberal siempre; provocador a ratos, muy dado al impacto. Ejemplos: "¿Movimientos de población? Bueno, Europa entre 1865 y 1910 expulsó a 50 millones de personas. Sí, pero es que entonces había donde ir, EE UU, y eran bienvenidos, había que crecer y eran necesarios… Ahora ya no". ¿Masas de empobrecidos por todo el mundo? ¿Y quietos? Difícil de imaginar.Pero hasta para eso tiene respuesta: se legalizará la marihuana como se hizo con el alcohol en los años treinta del siglo XX. Niño Becerra se rige por una verdad: "La economía siempre es la protagonista. No lo es la política… Eso es una falacia. Cuando el señor Eisenhower dijo: 'Lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos y viceversa', pues era verdad. Si el director de la Shell llama a Obama por teléfono, este se pone; pero si el que telefonea es Sarkozy, no es tan seguro ya que coja el aparato".

          Vayamos hacia delante. Haga un retrato robot de lo que será 2020.

          Habrá cambio de modelo. El pos Segunda Guerra Mundial se basó en ir constantemente a más a través del consumo, público, privado, empresarial… El problema de ir a más es que llega un punto en que se agota. Uno no puede poner 60 teles en casa, aunque cuesten un euro. Y consume y desperdicia muchos recursos. Hoy, por ejemplo, se sabe que queda uranio para 65 años.

          Esto lo vienen diciendo los ecologistas hace mucho.


          Sí, pero cuando empezaron a decirlo –el movimiento ecologista empieza en los setenta, no es casualidad– entonces no había que oírlo, no tocaba.

          Bueno, en Alemania, por ejemplo, sí los escucharon. Hubo (hay) Partido de los Verdes y hasta gobernando…

          Sí, pero los Verdes de hoy no tiene que ver con el partido de los setenta. ¿Por dónde íbamos? 2020. El objetivo no es ir a más, sino ir hacia donde sea necesario (lo cual es ecológicamente más sostenible; la contaminación bajará) que se base en la productividad. Los políticos tendrán poquísimo peso, lo tendrán los técnicos. Un escenario en el que se fabricará lo que sea necesario. Habrá crédito, sí, pero para fabricar o investigar lo necesario e importante. Y la gente tendrá que cambiar de chip, tendrá que ir a ver una puesta de sol en tren…

          Usted recibe muchas críticas por sus teorías, le voy a comentar algunas: que solo ve y habla de países ricos y los ricos hemos dejado de ser el 'Mundo'. Hay otros emergentes, los BRIC…

          ¿Se refiere a China, país del que dicen que el 40% de créditos dados por su banca es incobrable?

          … que lo que falla en sus análisis es que olvida que ni los políticos ni los ciudadanos están dispuestos a permanecer impasibles ante una crisis que devore la riqueza, lo social, el futuro…

          ¿Usted cree realmente que alguien va a tomar el palacio de invierno…? Yo no.

          … y tampoco tiene en cuenta a la población, su voluntad, su acción. Hoy todo es más global. Si aquí vamos mal y en otros sitios peor… la gente se moverá, vendrá a Europa en masa…

          No les dejarán, es decir, de la misma forma que se permitió –hablando de España o Francia– que hubiera inmigración para hacer pisos, se puede coger y prohibir a la gente que venga. Fíjese con qué ha amenazado Francia ahora a Rumania. Ordenas tu casa o te vetamos en el espacio Schengen.

          Pero ética y políticamente eso es…

          La ética cambia, ¿no?

          Quizá, pero el peso de la ciudadanía también y el acceso a la información ahora es mayor que…

          Mire, la productividad de descarga de un buque en el puerto de Londres en 30 años ha aumentado casi un 3.000%. ¿Qué quiere decir esto? Que hace falta menos mano de obra. No nos engañemos, en España nunca más volverán a construirse 800.000 viviendas al año.

          Insisto, la gente ha de vivir de algo, ¿alguna alternativa…?


          El modelo sustitutivo… Teniendo en cuenta donde estamos, país desarrollado, 2010, ya no hay nada para sustituir a los dos millones y medio de personas que construían pisos en España, nada. En el mundo, unos estamos mucho peor que otros. A día de hoy, la tasa de paro en España es del 20%; en Holanda, 5%. La de paro juvenil aquí del 40%; en Austria, 10%. En España vamos a un mayor empobrecimiento. Y fuera. ¿Sabía que en Sudáfrica, que sobra gente a mansalva, se están robotizando minas? El 45% de la población allí tiene menos de 20 años. Quien dice África, dice Asia; China es otro tema, es importadora de recursos. En un estudio de hace años se demostraba que si el 100% de la población del África subsahariana desapareciera, no pasaría nada. ¿Por qué? Porque los minerales seguirían ahí. Este es un cóctel explosivo, claro. Pero la realidad es que la tecnología cada vez necesita menos gente. Y los recursos no se pueden desperdiciar porque hasta que la tecnología no consiga otros, tenemos un problema. Y cada vez se necesitan más. Si China tuviera hoy igual cantidad de coches por habitante que EE UU, se bebería el 100% del petróleo del mundo. No le van a dejar tener la tasa de coches que tiene EE UU.

          ¿Quién les detendrá?

          Debido a la necesidad, un grupo de técnicos coordinados a nivel internacional, técnicos en lo monetario, dirá que hay que ir por ahí. ¿Significa eso un retroceso democrático? Sí. La democracia es para la abundancia. Cuando no la hay es difícil ser demócrata.

          En las democracias precisamente se intenta proteger a los que menos tienen y no solo a una clase boyante, es decir, proporcionar mecanismos que permitan que los servicios sociales sean iguales para todos, eso no solo tiene que ver con la abundacia sino con la justicia…

          Se hizo un estudio –creo que el Gobierno británico no tiene intención de sacarlo– para dar dinero a las universidades según número de alumnos inteligentes y pobres que tuvieran. Es decir, no dar dinero de forma indiscriminada, sino según capacidad y renta. ¿Por qué? Porque los recursos son escasos y por la ley de la igualdad y oportunidad.

          Claro, a eso se tiende en democracia entre otras cosas…

          En Finlandia hace años las multas de tráfico estaban en función de la renta; lo quitaron. Parece interesante, ¿no? Pues no. Ni en Finlandia. La democracia alemana, por ejemplo, a pesar de ser muy joven, es bastante más sólida que la española. Tras la Segunda Guerra Mundial, los alemanes trabajaron una hora para el Estado. Promueva esto aquí. Una democracia auténtica va muy asociada al nivel de desarrollo de un país.

          Quiere decir que esos países latinoamericanos o africanos que intentan democratizarse no lo conseguirán…

          El país latinoamericano más avanzado democráticamente hablando ha sido Costa Rica, pequeño, poca población. Y tenía un problema: gran parte de su economía dependía de una sola empresa. Un país grande como Brasil, si evaluamos, por ejemplo, la evolución del señor Lula desde que era un líder sindical… Desgraciadamente, política y economía no van de la mano.

          Un panorama poco optimista...

          Bueno, vayamos a la recuperación. ¿Va a llegar? Sí. Pero jamás volveremos a lo de antes, que alguien vaya a un banco y le den un crédito por el 130% del valor de la vivienda. La recuperación vendrá, dejaremos de caer, las cosas se estabilizarán…

          … poco optimista sobre todo por la asociación entre crisis y democracia.

          Pienso que la libertad política –es muy fuerte esto– se compra. En EE UU, cuna de la democracia, el salario medio de un afroamericano es entre el 30% y el 40% más bajo que el de un blanco a igualdad de trabajo. Y, por definición, es menos libre, tiene menos opciones. La evolución democrática, política, está en relación con la capacidad decisoria a nivel financiero.
          Si quiere lo saca: de verdad, las dos únicas comunidades autónomas en España, las dos únicas que tienen una auténtica autonomía, son Euskadi y Navarra, porque tienen autonomía financiera. Nos puede gustar o no, pero hasta que no aumente la renta de Marruecos la democracia allí no aumentará. La democracia tal como la entendemos se limitará. Y sobre lo que dice de acceso a la información, creo que estamos a un paso de regular Internet.

          Pura profecía totalitaria de Orwell (en su libro '1984') entonces para 2020…

          Vamos en esa dirección, por recursos limitados. Y en esto soy optimista. Si ahora se da carta libre para que todos vayan al Ártico a explotar el petróleo, va a ser un desastre. Se va a regular, por necesidad. Pero a la vez se frena la libertad; se empieza regulando allí y luego se regula la temperatura de tu casa. Hace 15 años todo era genial. La economía tiene dos definiciones: la ciencia que estudia la abundancia y yo creo que esta es la correcta, la que administra la escasez.

          Otras críticas: sus teorías responden a una concepción darwinista, habla mucho de las clases medias, se olvida de los pobres…

          Los pobres han sido necesarios hasta ahora para elevar al mayor número posible a la categoría de clases medias, de ahí el tema de la movilidad social, que en España lleva estancada 30 años. Y han sido necesarios a lo largo del XIX y XX para producir. Pero hoy no, hasta las clases medias son innecesarias.

          Usted vaticina el fin de la clase media.


          Y no soy el único. La clase media fue inventada por necesidad. Yo creo que la lectura "mala" de mi libro puede llevar a una defensa de unas élites tipo, yo que sé, la nobleza del siglo XV y tal, pero no, eran unos inútiles. ¿Usted sabía que en Suecia ya hay robots que reparten medicamentos en hospitales?

          Hay un libro de Jeff Rubin, que fue experto en asuntos de petróleo, que habla de que el mundo va a ser cada vez más pequeño, los núcleos de desarrollo y economía van a reducirse…

          Sí, esto ya tiene un nombre, clusters. Yo creo que vamos hacia una clusterización. El concepto de Estado cada vez tendrá menos importancia, y de nación o región, vamos hacia la creación de clusters, incluso transregionales, que colaboren entre sí y creen sinergias. Un ejemplo podría ser la costa mediterránea española y francesa, aunque cada uno siga siendo un país distinto. Esto en Alemania lo tienen avanzadísimo, la zona de Hamburgo… Creo que otro de los cambios que se va a producir es que el fenómeno de la deslocalización revertirá, debido al coste del transporte. De hecho está empezando a pasar… En EE UU se reinstalan fábricas de tornillería en minas abandonadas… Con máquinas, ojo, y uso de factor trabajo cero.

          Usted tiene un hijo de 23 años. ¿Qué opina de esto?

          En casa no quieren saber nada de economía, ni mi esposa ni él. Creo que esa generación tan denostada, la del 85 al 95, es más lista de lo que parece… Son mis alumnos. Y dicen: "Muy bien, ¿nos dan? Pues ¿para qué vamos a esforzarnos, nos dan para que tengamos la vida fácil y no molestemos?… pues aprovechemos… Pero creo que en el momento en que no puedan tener… se adaptarán, no son revolucionarios, no van a hacer la revolución…

          La muestra en la que usted se basa es limitada, sus alumnos son un grupo de élite ya muy seleccionado…

          Bueno, no sé… igual me equivoco.

          Es decir, que la masa de 20 años igual no tiene nada que ver con lo que usted tiene en clase…

          Pero vamos a ver: tasa de paro juvenil más del 40% en España. Entre 16-19 años, 60%. Por pura lógica estos chicas/os tendrían que estar pegando gritos por la calle y no lo hacen, no son revolucionarios… Estarán de botellón, se irán a Somalia y se fumarán un canuto, pero no son folloneros.

          sábado, 21 de agosto de 2010

          ELVIRA LINDO/ Por qué queremos a Chéjov

          Por qué queremos a Chéjov

          ELVIRA LINDO

          EL PAÍS 21/08/2010



          El último adiós a Chéjov estuvo marcado por un quiebro cómico. Su cuerpo inerte, procedente de un balneario alemán, entraba en la estación de Moscú en un vagón de ostras. Aquellos que le esperaban se equivocaron de muerto y se unieron a la comitiva que honraba a un general, con orquesta incluida. Su amigo, el escritor Máximo Gorki, lamentó que aquella anécdota tragicómica rubricara la vida de quien tanto había huido de la vulgaridad. Cierto, pero también lo es que la melancolía chejoviana está impregnada de ese humor con el que empezó a ganarse la vida, escribiendo historietas cómicas bajo el seudónimo de Antosha Chejonte. Él reivindicó la ironía tanto en los cuentos posteriores como en su teatro, luchando porque los actores interpretaran sin énfasis y sin olvidar que un aliento de comicidad vibra, como en la vida, por debajo de la tragedia. Chéjov no quiso verse nunca a sí mismo en el papel del muerto, sino en el del hombre que observa la comitiva fúnebre y reflexiona: "Mientras a ti te llevan al cementerio, yo me iré a desayunar". Un tozudo apego a la vida en quien estuvo esquivando el destino fatal de los tuberculosos durante un tercio de la suya.


          La muerte de Chéjov en el balneario de Badenweiler ha sido una de las más contadas de la historia de la literatura. Los testigos, Olga Knipper, la actriz que consiguió acabar con su empecinada soltería, el médico del balneario y un estudiante ruso al que Olga pidió ayuda. El doctor, sabiendo que la muerte era inevitable, pidió una botella de champán. Chéjov apuró su copa y dijo, "hacía tanto que no bebía champán". Se recostó en la cama y cerró los ojos. La ligereza de la escena encajan bien con este hombre dulce, algo distante, "delicado como una muchacha", como lo definió Tolstói. El escritor Raymond Carver, que tanto debía al cuentista ruso, escribió un cuento, Tres rosas amarillas, en el que se narra esta escena de la muerte. El relato tiene tales visos de realidad que, otra ironía chejoviana, las biografías publicadas con posterioridad al cuento incluyen detalles inventados por el americano.

          No es extraña la veneración de Carver hacia el ruso. Se podría afirmar que el país en el que de manera más profunda caló la prosa directa y pura de Chéjov fue Estados Unidos, donde lo prolijo y lo pomposo no gozan de prestigio. La falta de artificio y la nula idealización de los personajes son los pilares de esa plantilla que Chéjov dejó escrita para que sobre ella se escribiera el relato americano. Pero la admiración de los chejovianos hacia Chéjov no se detiene sólo en lo literario. Si Carver escribió sobre la muerte del escritor fue, probablemente, porque llevaba tiempo sumergido en las peripecias de una vida que estuvo marcada, desde su origen, por la rebeldía hacia lo que parece estar escrito sobre un ser humano desde el nacimiento. Chéjov, nieto de un siervo que compró su libertad, tuvo siempre una clara conciencia de que el escritor de clase alta da la libertad por garantizada, mientras que aquel que nace en la miseria ha de ganársela a pulso. Aquel hijo de tendero, tercero de seis hermanos, se convirtió en el cabeza de familia, estudió medicina para acabar practicándola de manera casi gratuita y empezó a ganarse la vida escribiendo de encargo y sin sentirse del todo parte del universo literario.

          El héroe chejoviano está lleno de buenas intenciones que se ven lastradas por la torpeza, la inactividad o el destino. Es posible que esa falta de arrojo tuviera una fuente de inspiración en sus hermanos mayores, que malgastaron su talento en el alcohol, y que esa pereza que condena a sus personajes a un destino no deseado fuera la manera en que él, que tanto hizo por transformar su vida, veía a la burguesía rusa: cultos pero ensimismados en una autocrítica estéril. Chéjov no tiene voluntad de explicar el mundo, sin embargo, cuando el lector se entrega a su literatura acaba teniendo la sensación de entender cuál era el estado de ánimo colectivo que precedió a la Rusia soviética. El escritor Vasili Grossman hablaba de la democracia de Chéjov. Se refería a la aspiración de aquel nieto de esclavo por vivir en un país libre, más justo y laborioso. Frente a las ideas absolutas de Tolstói, Chéjov defendía los efectos benéficos de la ciencia y el progreso. ¿Por qué queremos tanto a Chéjov? Porque es el paradigma del escritor moderno, no juzga a los personajes, les deja hablar en su propio lenguaje, concede voz a los débiles, a los niños, a los presos, a las mujeres, o defiende la naturaleza y los animales con una actitud hasta el momento desconocida.

          "Lo más sagrado es, para mí, el ser humano, la salud, la inteligencia, el talento, la inspiración, el amor y la más absoluta libertad, libertad de la violencia y la mentira en cualquiera de sus formas. Este es el programa que me gustaría seguir si fuera un gran artista".

          Sin ninguna duda, lo fue.

          jueves, 5 de agosto de 2010

          X.L. BARREIRO / IRAK

          XOSE LOIS BARREIRO / A TORRE VIXÍA
          LA VOZ DE GALICIA
          Jueves 05 de agosto de 2010

          LA OPROBIOSA DERROTA DE IRAK.

          El día 31 de agosto se consumará oficialmente la oprobiosa derrota de Irak. Derrota, afirmo, porque la fanfarrona coalición de las Azores, y sus acomplejados acólitos, no consiguieron ni uno solo de sus objetivos; y porque, después de causar un millón de muertos, tres millones de desplazados, destruir un Estado y sumir en la miseria a un país entero, lo que dejamos allí es guerra, terrorismo, fundamentalismo, una dictadura apenas disimulada, y todo el Medio Oriente convertido en un polvorín. Y oprobiosa, insisto, porque así se debe calificar un conflicto que se inició sin declaración de guerra, basándose en mentiras gruesas y criminales, burlando a la ONU y a los aliados tradicionales de Estados Unidos, y enseñando -con la vengativa ejecución de Sadam Huseín, las torturas de Abu Ghraib, la corrupción de las contratas de reconstrucción, el latrocinio de museos y petróleo, y todo lo que denuncian las filtraciones de Wikileaks- la peor y la más tópica de las caras del imperialismo occidental.

          Tras la alocada orden de ataque de Bush -que solo pensaba en remilitarizar el mundo, dolarizar el Medio Oriente, controlar el petróleo y ponerle fin al sueño europeo- le toca a Barack Obama la triste misión de reconocer el desastre y ordenar la retirada. Y por eso sería un error muy grave e injusto que, habiendo tragado con el trío de las Azores y con todos los yuppies y cracs de la nueva economía -cuyo complejo pensamiento se resumió en que «algo había que hacer después del ataque a las Torres Gemelas»-, la opinión pública mundial le trasladase al primer negro de la Casa Blanca los costes de un conflicto criminal y fracasado que debería avergonzar y estigmatizar a los que colaboraron por acción u omisión en la perpetración de esta carnicería.

          Por eso es necesario que interpretemos el segundo fin de la guerra -porque el primero ya lo celebró George Bush hace siete años en el portaviones Abraham Lincoln- en sus términos más crudos y desgarradores. Y para eso hay que asimilar que todos los ejércitos que fueron allí -también el nuestro- participaron en una aventura imperialista de la peor calaña; que todos -cada cual en su medida- fueron derrotados; que carecemos de modelos de intervención y pacificación que sean aplicables al mundo actual; que no tenemos nada que hacer -ni autoridad moral para intentarlo- frente a situaciones como la de Pakistán e Irán; y que tampoco tenemos hoja de ruta para restaurar la maltrecha ONU y reiniciar el proceso de construcción de una política internacional pluralista y de inspiración democrática.

          La guerra se ha perdido en todos los frentes. Y, aunque la lejanía minimice la tragedia, sería suicida no anotar esta derrota en la historia de Occidente.

          miércoles, 4 de agosto de 2010

          ISRAEL OCULTA SU HISTORIA

          Gilad Atzmon: Israel Cannot Handle Its Past
          Saturday, July 31, 2010 at 11:37PM


          Israel cannot handle its past. Israeli PM Benjamin Netanyahu decided this week to extend from 50 to 70 years the time state archives remain classified. Israel realizes that it has too much to hide.

          Haaretz reported this week (in its Hebrew edition only), that the first documents will be released to the public only in 2018 (1948+70). Many of the documents that are stored in the archive are relevant to the history of the first 20 years of the Jewish state: the mass expulsion of the Palestinian people, the massacres in Deir Yassin, Tantura and many others, the 1956 Suez conflict, the Israeli nuclear project and so on. Disclosing such documents may bring to light some facts that could “shatter myths and cause embarrassment to many entities and individuals” said the Israeli paper. I guess that president Shimon Peres is one of those ‘many individuals’.

          In my latest work I elaborated on the concerning fact that history is foreign to the Jewish religion, ideology and politics. Israeli and Jewish history are set as phantasmic tales. Facts and historical documents are either pushed aside, shoved under the carpet, eliminated or simply destroyed. As we all know, truth seeking is interpreted by Israelis and Zionist as anti Semitism or even holocaust denial.

          As it seems, 50 years were not enough for Israel to tackle its original sin. The reason is simple, the crimes that are entangled with the foundation of the Jewish state have never been resolved. Millions of Palestinian refugees are still awaiting to return to their land. Israel is still driven by racist and supremacist laws. The Jewish state has never matured from its lethal philosophy of constant physical intimidation. Consequently, the IDF, the Mossad and the security services mounted pressure on the government to extend the classification status of these 50 year old documents. And no surprise, Netanyahu has provided the required extension.

          Haaretz pointed out that it is slightly peculiar that PM Netanyahu, the son of Benzion Netanyahu, a Zionist historian, gave his hand to a crude attempt to conceal historical research and truth seeking. I read Benzion Netanyahu, I actually learned a lot from him. Benzion wasn’t exactly an ordinary historian, he was a Zionist historian (as opposed to a historian of Zionism). He was there to give the Jewish national aspiration a contextual pseudo academic meaning. PM Netanyahu's decision to hide facts for another 20 years is actually in line with his father’s philosophy.

          A disclosure of the truth regarding Israel's early days would reveal that the Jewish state was a murderous lethal attempt from its very beginning. As much as Zionist and Israeli leaders vowed publicly to make Jews ‘people like all other people’, behind closed doors they commanded their army and secret services to kill like their imaginary Biblical forefathers.

          I would argue that from a historical perspective, Israel can keep sitting on its secret files as long as it wants. We do not really need the Israeli archive in order to examine the true murderous meaning of the Jewish state and the Jewish national project. However, the fact that Israel insists on hiding its past, means that there is a little bit of shame and consciousness left in this tribal collective. This is actually a positive sign.

          martes, 3 de agosto de 2010

          ILAN PAPPÉ / EL INSALVABLE ESCOLLO PARA LA PAZ

          ILAN PAPPÉ
          EL PAÍS 03/08/2010

          Quizá ahora y desde una perspectiva más tranquila resulte más sencillo hablar de lo acaecido con la flotilla de Gaza. Hay sin embargo algo que sigue siendo difícil de explicar: la enorme distancia que existe entre la percepción israelí de los hechos y la que tiene el resto del mundo. Cuando se leen las respuestas dadas por políticos y ciudadanos israelíes a los muchos interrogantes planteados es inevitable asombrarse por lo mucho que recuerdan a las de los líderes sudafricanos de los años setenta: no nos preocupa lo que pueda pensar el mundo, para Sudáfrica el sistema del apartheid es el más conveniente.

          Así, mientras que todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en calificar el ataque israelí como una violación descarada de las leyes internacionales, la opinión de la población y el Estado de Israel va justo en el sentido contrario. Y mientras Occidente se empeña en subrayar la ilegalidad manifiesta del bloqueo como causa primera y origen de este conflicto, Israel insiste en mantenerlo a toda costa, al tiempo que implementa una serie de medidas destinadas no solo a reforzarlo sino a conseguir el estrangulamiento de la zona.

          Estas diferencias pueden verse incluso en los adjetivos utilizados por los medios y los políticos israelíes: según ellos no se trata de una flotilla "pacífica", sino más bien de un grupo de fanáticos partidarios de Al Qaeda cuya única obsesión consiste en destruir al Estado de Israel. Pero ¿qué pasa si los ciudadanos palestinos de Israel deciden apoyar a la flotilla como de hecho hicieron algunos? Pues pasa que respetables personas se transforman ipso facto en cómplices necesarios de los terroristas. El sangriento abordaje desencadenó también toda una serie de turbias maniobras ya que, automáticamente, el Gobierno se lanzó a promulgar distintas medidas cuyo único objetivo parece ser la deslegitimación de todos los ciudadanos israelíes de origen palestino con la intención declarada de privarles de su ciudadanía y, de paso, acabar también con los judíos israelíes que hubiesen apoyado a la flotilla y/o al BDS (Movimiento por el Boicot, Sanciones y Desinversiones contra el Estado de Israel).

          Por eso, en lugar de seguir dando vueltas al problema de la flotilla, lo que la opinión internacional debería hacer es revisar la postura que mantiene con respecto a Israel, puesto que es ahí, precisamente ahí, donde subyace el principal obstáculo para la paz. A continuación, me gustaría explicar brevemente el proceso que llevó a la decisión de atacar la flotilla.

          En lo más alto de las jerarquías política y militar del Estado de Israel sobresalen dos nombres: Ehud Barak y Benjamín Netanyahu. Son los que están detrás del brutal ataque que dejó noqueado a medio mundo y escandalizado al otro medio, acción que el Gobierno y la prensa israelíes decidieron disfrazar como un simple acto de autodefensa para mejor explicárselo a su público. Aunque uno de ellos procede de la izquierda (Barak, ministro de Defensa, es del Partido Laborista) y el otro, de la derecha (Netanyahu, el presidente), su opinión sobre Gaza y la flotilla se basan en la misma manera de ver el mundo.

          Durante cierto tiempo, Barak sirvió como comandante bajo las órdenes de Netanyahu en un cuerpo militar equivalente a lo que hoy conocemos como los marines americanos. Ambos formaron parte también de una unidad idéntica a la que en junio asaltó el barco turco. Por lo que se refiere a la franja de Gaza, su forma de pensar la comparten prominentes miembros de la élite militar y la mayoría del electorado judío.

          Por lo demás, todos sabemos que Hamás fue el único Gobierno del mundo árabe elegido de forma democrática. Pues bien, nada más nacer decidieron eliminarlo, primero del mapa político y, después, del militar. ¿Razones? Para empezar, porque sigue en la brecha resistiendo desde 1967, fecha en la que Israel ocupó toda Cisjordania y la franja de Gaza, y resiste no solo lanzando cohetes, casi siempre en respuesta a la muerte de alguno de sus activistas en manos del Ejército israelí, sino también y sobre todo, negándose a aceptar "la clase de paz" que Israel quiere imponerles.

          Por lo que respecta a la élite política israelí, esa clase de paz forzada no parece negociable; consiste, más o menos, en entregar a los palestinos un control y soberanía limitados sobre la franja de Gaza y ciertas partes de Cisjordania exigiendo como contrapartida que abandonen la lucha por la independencia y la liberación de su tierra y se contenten con esos tres pequeños bantustanes que seguirían además bajo férreo control israelí.

          Así pues, el Gobierno israelí defiende la idea de que Hamás es el obstáculo principal para conseguir esa clase de paz y se trata por lo tanto de eliminarlo. A partir de ahí, la estrategia declarada del Gobierno de Israel consiste en matar de hambre al millón y medio de palestinos que sobreviven en una de las zonas más densamente pobladas del mundo.

          El bloqueo se inició en 2006 con la supuesta intención de animar a los habitantes de Gaza a sustituir el actual Gobierno de Hamás por otro que aceptase al pie de la letra los dictados de Israel o que, en su defecto, se sometiera a las exigencias de la más que resignada Autoridad Palestina con sede en Ramallah. Es entonces cuando se produce el secuestro del soldado Gilad Shalit y, como respuesta, el bloqueo se endurece todavía más. Hoy incluye la prohibición de importar todo lo que no sea indispensable para sobrevivir malamente.

          Tanto Barak como Netanyahu saben de sobra que este bloqueo no conseguirá mover un ápice la posición de Hamás; es más, puede que incluso estén de acuerdo con el primer ministro británico, David Cameron, cuando afirma que en vez de debilitarlo lo único que consiguen estas medidas es reforzarlo. Y esto es algo que tanto a Barak como a Netanyahu les tiene sin cuidado.

          El equipo Barak-Lieberman-Netanyahu no puede responder de otra manera a la realidad de Palestina e Israel porque, simplemente, no sabe. Es por eso que recurren a la fuerza bruta como el único medio de imponer su voluntad utilizando, tanto dentro como fuera de las fronteras del Estado, una propaganda frenética que disfraza sus terribles acciones de un simple derecho a la autodefensa, al tiempo que se esfuerza muy especialmente en demonizar, no solo a los habitantes de Gaza sino también a todos aquellos que acuden en su ayuda, calificándoles de terroristas.

          Su estrategia real no declarada es continuar por el mismo camino. En tanto la comunidad internacional no despierte de su sopor, el mundo árabe no reaccione, Gaza siga estrangulada, la economía israelí produzca dividendos y el electorado acepte el absoluto dominio de lo militar sobre sus vidas, el conflicto y la opresión de los palestinos permanecerá como el único horizonte en el pasado, el presente y el futuro de sus vidas. Incluso el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, fue humillado cuando se permitieron anunciar ante sus mismas narices la construcción de 1.600 nuevas casas en Ramat Sholomo, el distrito de Jerusalén en disputa, justo el día en que había llegado allí para proponer la congelación de los asentamientos.

          Sin embargo, sería un error asumir que el indiscriminado apoyo de los americanos y la débil respuesta de los europeos a la política criminal de Israel sobre Gaza son las razones que sustentan el bloqueo impuesto a Gaza. Lo que probablemente resulta más difícil de explicar al mundo es cuán profundamente se encuentra enraizada en la psique israelí este tipo de actitudes, esta desafiante mentalidad.

          Hoy la respuesta internacional se basa en la fútil creencia de que habrá todavía más concesiones por parte palestina, si consiguen prolongar el diálogo con la élite política israelí y las cancillerías occidentales están de acuerdo en creer que la solución de los dos Estados está a la vuelta de la esquina, siempre que nos pongamos de acuerdo para realizar un último esfuerzo.

          Nada más lejos de la realidad que un escenario tan optimista como este: cualquier posible solución que fuera aceptable para Israel sería precisamente aquella que ni la más que domesticada Autoridad Palestina ni, por supuesto, Hamás, aceptarían nunca: el fin de la resistencia a cambio del derecho a vivir encarcelados en unos pocos enclaves.

          De manera que antes de poder plantearnos otras alternativas -la de un solo Estado democrático donde pudieran vivir juntos judíos y palestinos, que es la que personalmente yo defiendo-, antes incluso de poder explorar nuevas posibilidades para una aplicación más viable de la "solución de los dos Estados", tendríamos que empezar por cambiar la mentalidad del pueblo israelí y de sus dirigentes. Porque es esa mentalidad y su forma de aprehender la realidad la mayor y más insalvable de todas las barreras, si lo que queremos es alcanzar una verdadera reconciliación en la desgarrada tierra de Israel y Palestina.



          Ilan Pappé, historiador israelí, preside el Departamento de Historia en la Universidad de Exeter y es codirector del Centro de Estudios Etno-Políticos de Exeter. Su último libro publicado en España es La limpieza étnica de Palestina (Crítica). Traducción de Pilar Salamanca.

          jueves, 1 de julio de 2010

          HOLOCAUSTO/ISRAEL



          Tomado del blog de Txomin Goitibera

          domingo, 27 de junio de 2010

          ELVIRA LINDO / El inocente y el chulo

          ELVIRA LINDO
          El inocente y el chulo

          EL PAÍS 27/06/2010


          Cuando mi amigo A., recién divorciado, se ha dispuesto a sacar los billetes para veranear con sus tres hijos este agosto que viene, se ha encontrado con que sus niños tienen un carnet de familia numerosa con interesantes descuentos y él no. Él, por ley, se ha convertido en una especie de Tito solterón y generoso que invita a los sobrinitos a las vacaciones. El Tito tampoco puede aspirar a una vivienda de protección oficial porque su sueldo es el de un alto ejecutivo; a nadie parece importarle que ese sueldo se convierta en el de un obrero una vez que el Tito le ha restado la pensión de los niños, el pago de la hipoteca de una casa que es supuestamente suya aunque no la disfrute en su vida, el alquiler de su apartamento y, por supuesto, muchos de los gastos inesperados y caprichosos de sus hijos, que piden, piden y piden, sin reparar en que el nuevo papá está a dos velas. Mi amigo, que es lo que toda la vida de Dios se ha llamado un padrazo, vive como un triunfo el que, a pesar de ser la madre quien tiene la custodia, sus criaturas se saltan el régimen de visitas y cada dos por tres invaden el exiguo apartamento: para ver el Mundial, para jugar al tenis o porque, simplemente, le echan de menos. Mi amigo A. se siente estafado. No estafado por la vida, que es una frase tan literaria como carente de significado, sino estafado por la justicia y castigado. Es como si volviera a la escuela y el maestro le hiciera pagar por la gamberrada de unos cuantos chulos. La consecuencia es triste, porque siendo mi amigo un hombre de carácter afable y amante de las mujeres, deja traslucir en los últimos tiempos, en sus comentarios sobre las relaciones sentimentales, un poso de resentimiento del que antes carecía. Se siente, me ha confesado, el inocente que ha cargado con las culpas del machismo histórico, del actual, de la injusta discriminación de las mujeres en los puestos directivos, de los sueldos escandalosamente más bajos de las trabajadoras, del ridículo porcentaje de mujeres en la Real Academia Española, del hombre que se fue a por tabaco y ya nunca más se supo, del que no declara lo que realmente gana y de la mujer que pierde la oportunidad de promocionarse en su profesión por tener que entregarse en cuerpo y alma a los hijos. "Pero ¿qué culpa tengo yo de la desigualdad de siglos?", se pregunta. "¡Si yo era el que quería la custodia compartida! Y siempre he sido el chófer, el que hace las tortillas de patata y el que lleva a los niños, bien de mañana, a esos partidos de los sábados, que están acabando con aquella entrañable imagen del padre que andaba medio en pijama las mañanas de fiesta por casa". Cada vez que aparece en la prensa un artículo o información sobre la custodia compartida me acuerdo de él. El otro día, sin ir más lejos, María Sanahuja, magistrada de la Audiencia Provincial de Barcelona, explicaba de manera impecable en este mismo periódico las ventajas de compartir la responsabilidad. Sanahuja, miembro de "otras voces feministas", reflexionaba sobre la engañifa que para las mujeres supone, a largo plazo, otorgarles por sistema la custodia. Los hijos, a los que entregaron su vida, se acabarán marchando, su vida profesional se habrá visto menoscabada por su condición de guardiana de la crianza y la casa, al cabo de los años, tendrá que venderse y repartirse. La magistrada ponía el acento en cómo la tendencia de los jueces a conceder la custodia a la madre perpetuaba la situación de postergación de las mujeres. Completamente de acuerdo. Tal vez lo que mi amigo echa de menos en esos artículos que defienden la verdadera igualdad es un poco de atención a lo que es la vida de algunos hombres en esos momentos. No solo es la mujer la que pierde. Si a la mujer se le escapan oportunidades laborales, ¿en qué se convierte el hombre, que se ve ajeno y fuera de todo lo que antes poseía? Cuando hay dinero para construir una nueva vida, todo es más llevadero, pero lo habitual es que la justicia deje a uno de los miembros de la pareja lampando. Por desgracia, la ley tiene que corregir la mezquindad de la gente. Lo deseable sería que cuando dos personas dejan de quererse tuvieran todavía capacidad para ser generosas. No hay ningún psicólogo, ni juez, ni asistente social que pueda convencerme de que lo mejor para los hijos es que mantengan su piscina mientras su padre está a dos velas. De la misma forma que a las mujeres nos gusta que los hombres practiquen con su actitud cotidiana la igualdad, que no nos hagan de menos ni nos ninguneen, que no nos llamen zorra ni puta ni puerca por mucho que detesten nuestras opiniones, que no nos tomen por menores de edad, que no ejerzan un irritante paternalismo, que no nos consideren incapaces por sistema y que no piensen que nuestra presencia en la vida pública les está robando algo, hay ciertos hombres, los que se han visto maltratados por la justicia por el hecho de ser eso, hombres, a los que les gustaría que en esa aspiración de igualdad social no se les dejara caer en el olvido. No se trata solo de que los jueces de familia ejerzan, de verdad, la justicia, sino de que desde cualquier otra columna escrita por una mujer no se les arrebate su presunción de inocencia y no tengan que pagar por la culpa del chulo de la clase.